El adolescente Clay Jensen (Dylan Minnette) vuelve un día a casa después del colegio y encuentra una misteriosa caja con su nombre. Dentro descubre una cinta grabada por Hannah Baker (Katherine Langford), una compañera de clase por la que sentía algo especial y que se suicidó tan solo dos semanas atrás. En la cinta, Hannah cuenta que hay trece razones por las que ha decidido quitarse la vida. ¿Será Clay una de ellas? Si lo escucha, tendrá oportunidad de conocer cada motivo de su lista.
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Lo que me ha gustado: La música es buena. Cinematográficamente, es una serie de calidad. Muestra bien el machismo en los adolescentes. Retrata bien la figura del violador, contradiciendo estereotipos en torno al mismo (el violador es alguien del entorno de la víctima y aparentemente normal).
Lo que no me ha gustado: Los motivos por los que la protagonista se suicida son, o bien tonterías exageradas (dos amigos recientes dejan de hablarle, le tocan el culo en una tienda) o sucesos tan inverosímiles que llegan al absurdo (la foto mientras besaba a su amiga). El motivo más plausible por el que se suicida (la violación) podría haber sido denunciado y vengado (el orientador le sugiere acudir a la policía), pero ella lo rechaza. El orientador entonces le sugiere olvidarlo (ya que, si no quiere denunciarlo, qué otra cosa puede hacer por ella?), y ella pasa a considerar este consejo como una de las razones, para a continuación quitarse la vida.
La violación, además, ocurre porque ella decide visitar al violador porque sí, sabiendo que es un violador. Una incoherencia absoluta de los guionistas.
Cae en la hipocresía de criticar el machismo pero, al mismo tiempo, nos da a entender que el amor de un hombre (Clay) salvaría a nuestra desventurada protagonista.
Conclusión: Una serie que, pese a tener una buena estética y una buena banda sonora, si la despojamos de tal parafernalia (seductora y engañosa) nos queda una historia repleta de inverosimilitudes y estereotipos.
Puntuación: 4,5
